Con
Flores a María,
vayamos todos a su encuentro
Los Pensamiento
La “flor del pensamiento”, “trinitaria”
o “Viola x Wittrockian” es
una planta herbácea anual, de la familia de las “violáceas”, y es un hibrido
que se caracteriza por el colorido de su floración. Tiene hojas con los bordes
dentados y flores de cinco pétalos suaves. El origen de los pensamientos es te
tipo hortícola.
Esta planta tiene una floración que puede ser anual o más continúa,
dependiendo enteramente del clima con el cual se cuente. Es una planta pequeña,
no llega a tener una envergadura mayor a los 25 centímetros; su hojas son de un
marcado color verde y de forma plana y ovaladas. Posee tallos rectos y firmes.
Las flores de pensamiento son hermosas y de basta abundancia, sobresalen en
la planta ya que poseen un tamaño grande en comparación con el resto de la
planta. Estas flores poseen cinco pétalos aterciopelados que combinado con sus llamativos
colores le da un atractivo muy especial a unas flores que pueden llegar a medir
entre 10 a 30 centímetros de diámetro.
Por tratarse de una planta híbrida, las flores de pensamiento poseen una
amplísima gama de colores: blanco, azul, violeta, rosa, rojo, púrpura. La
mayoría de ellos aparecen puros, otras veces mezclados, con un aspecto
jaspeado.
Así pues, esta planta es el resultado de
diversos cruces, que, a partir del siglo XIX, floristas europeos fueron
realzando entre el pensamiento silvestre – Viola Tricolor – y diversas clases
de violetas. Los resultados de estos cruzamientos permitieron obtener unas 400
variedades de pensamientos, todas ellas con patrones de flores muy llamativas.
Significado
El significado general de la flor de pensamiento es de “nostalgia”. El
recuerdo de los que se han amado en la vida y ya no están. Evoca el paso a la trascendencia,
el anhelo de volver a ver a las personas queridas.
Así como es el caso de otras flores a la “Flor del Pensamiento” se atribuye a cada color un significado
distinto.
La violeta
representa a la “modestia”, la blanca simboliza al “candor”, tres colores
juntos llaman al recuerdo, las anaranjadas rememoran los primeros encuentros
amorosos.
En la
cristiandad se la vincula con la Santísima Trinidad.
El nombre
viene del francés "pensés" (pensamientos) por lo que la flor está
poéticamente relacionada con los recuerdos.
Propósito y Compromiso
Pensar en Dios es una ocasión que no debe ser desaprovechada. Más no sólo se trata de eso, sino también, de darse cada uno la oportunidad de Pensar a Dios.
Pudiera ser que te resulte un poco extraño este juego de palabras, pero si te detienes a pensar, que es justamente la idea de todo esto, pensar en Dios y pensar a Dios no es lo mismo. Es una misma acción que te llevará a lugares distintos.
Pensar en Dios se asocia a la "nostalgia" de su ausencia, o al "anhelo" de su presencia. Pensar en Dios recordarlo en función a la idea o noción que ya de él tenemos concebida en nuestro pensamiento y es pasearnos en ellas una vez más.
Te sorprenderás cuando comiences a Pensar a Dios lo diferente que es la idea que tienes de Dios y lo que es Dios realmente.
Todos hemos pensado a Dios y nos han dado a creer en un Dios ya pensado. Pero, no siempre y rara vez sucede, que nos detengamos a plantearnos si eso que me han dicho de Dios y lo que yo mismo he levantado como idea sobre Dios, es Dios en sí mismo. De ahí la necesidad de Pensar a Dios.
El gran desafío de la madurez espiritual es "dejar a Dios ser Dios" y salir de las ideas preconcebidas para pasar a una relación basada en la vivencia intima y personal de Dios.
¿No te ha pasado que cuando manifiesta la intención de acercarte a una persona que no conoces, algunos a tu alrededor te van a decir su propia versión de lo que es esa persona?. Y cuando al fin la conoces y estableces una relación de cercanía con ella, resulta que es muy poco parecida a aquello que te dijeron?
Movidos por el deseo y la necedad de relacionarnos con Dios y conocerle, el propósito que haremos será Pensar en él, mas el compromiso será Pensarlo a él.
Pensar en Dios es una ocasión que no debe ser desaprovechada. Más no sólo se trata de eso, sino también, de darse cada uno la oportunidad de Pensar a Dios.
Pudiera ser que te resulte un poco extraño este juego de palabras, pero si te detienes a pensar, que es justamente la idea de todo esto, pensar en Dios y pensar a Dios no es lo mismo. Es una misma acción que te llevará a lugares distintos.
Pensar en Dios se asocia a la "nostalgia" de su ausencia, o al "anhelo" de su presencia. Pensar en Dios recordarlo en función a la idea o noción que ya de él tenemos concebida en nuestro pensamiento y es pasearnos en ellas una vez más.
Te sorprenderás cuando comiences a Pensar a Dios lo diferente que es la idea que tienes de Dios y lo que es Dios realmente.
Todos hemos pensado a Dios y nos han dado a creer en un Dios ya pensado. Pero, no siempre y rara vez sucede, que nos detengamos a plantearnos si eso que me han dicho de Dios y lo que yo mismo he levantado como idea sobre Dios, es Dios en sí mismo. De ahí la necesidad de Pensar a Dios.
El gran desafío de la madurez espiritual es "dejar a Dios ser Dios" y salir de las ideas preconcebidas para pasar a una relación basada en la vivencia intima y personal de Dios.
¿No te ha pasado que cuando manifiesta la intención de acercarte a una persona que no conoces, algunos a tu alrededor te van a decir su propia versión de lo que es esa persona?. Y cuando al fin la conoces y estableces una relación de cercanía con ella, resulta que es muy poco parecida a aquello que te dijeron?
Movidos por el deseo y la necedad de relacionarnos con Dios y conocerle, el propósito que haremos será Pensar en él, mas el compromiso será Pensarlo a él.
Yerko Reyes Benavides
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