Llegamos por tu gracia al final de esta jornada.
Hicimos cuanto estuvo en nuestras manos para vivirla en actitud de gracia y disponibilidad.
Fue nuestro anhelo mostrar tu rostro misericordioso a todos los que fueron compañeros en el caminar de este día.
Ahora, llegada la noche, no podemos irnos sin más a descansar sin antes darte las gracias.
Gracias por todo lo que por nosotros hiciste de hermoso para mantenernos en tu gracia vivificadora y, así, ayudarnos a evitar lastimar con nuestras mezquindades a los que Tú tanto amas, que son nuestros hermanos.
Perdón, Jesús, si en algo te ofendimos, faltando a la caridad o al no dar testimonio de tu bondad.
Concédenos el don de la humildad para dar y pedir perdón, sabiduría para corregir y fortaleza para cambiar.
AménA tus manos nuestro descanso, vela nuestro dormir, pues lo hacemos apoyados en tu regazo.
Yerko Reyes Benavides
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