Corre suave la brisa,
se siente su alegre silbar,
entra sutil a través de mi ventana
acaricia mi cara,
despierta mi mente
mi cuerpo se resiente,
mas aparece el deseo de buscarte.
Señor escucho tu llamado,
el que me haces sentir temprano,
pues tú apuras el instante
de conmigo encontrarte
y me animas con la brisa
que se cuela por mi ventana.
Consiente ya de mí
no me levanto,
sino que dejo que esta caricia que siento
me siga insistiendo del anhelo que tienes
de encontrarte conmigo
temprano esta mañana.
Llegas Señor,
a mi encuentro sales,
me buscas,
en tu bondad me he dormido,
en tu misericordia despertado,
ahora te anhelo
y mi pensamiento hasta ti se eleva,
mis palabras no son extrañas,
entre nosotros hay confianza
te saludo como se saluda al que se ama.
No dejes Señor de buscarme
ni tampoco de llamarme,
anima a mi alma a estar atenta
y a mi pensamiento alerta,
sigue llegando a mi corazón cada mañana
como la suave brisa
que hoy entró por mi ventana.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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