Qué dulce en el aire suena el sonido de tu voz, la brisa lo trae sereno, y con sutil encanto tu nombre resuena en mi interior.Se estremece mi alma, se exalta mi corazón, es la Dulce Muchacha de Nazaret, de Dios, la niña de sus ojos, la que sale a mi encuentro.María, llena de celestial encanto, la gracia de Dios en ti está plena, y no te la quedas, sino que la compartes, la das abundante a este hijo de tu adopción.María, Madre de Dios bendita, tú nombre es armonía para mi alma; apacigua mi espíritu inquieto que busca por todos los medios, desprenderse de este suelo y emprender en libertad el vuelo.No me detengas, María, eres Madre, y sabes mejor que nadie, que a los hijos tuyos, de plenitud sedientos, nada los contiene, sólo el amor que abraza y se consuma en la eternidad.Sigue María, hablándome al corazón; susurra con ternura tu amor de Dios, será el sonido de tu voz lo que le de dirección a este surcar el cielo en busca del Amado, su plenitud.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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