Jesús, mi Señor y amigo, no es la primera vez que te lo digo, han sido tantas las veces que a ti he acudido, movido por este sentir en mí el vacío que deja tu ausencia, cuando te alejo de mi o di ti tomo distancia; no importa la circunstancia: te necesito mi Dios y mi amigo.
Es en la pequeñez de mi condición, la que no siempre logro reconocer con convicción, que despierta esta imperiosa necesidad de sentir en esta mi humanidad, la tranquilidad que deja en mi interior la bondad de tu divinidad.
No me avergüenza proclamar que no existe lugar, ni momento, ni tiempo, que no esté de ti necesitado. Esta necesidad no es el fruto de un vacío, aunque en su soledad sea cuando más te necesito; sino el despertar de mi corazón que sólo en tu ternura y compasión se quiere sentir realizado.
Es por medio de este acto de humildad, al reconocerme totalmente de ti necesitado, que mi humanidad de tu divinidad recibe la dignidad de acoger tu santidad, y así en ella poder abandonarme con la certeza y la seguridad que mi alma nada seguirá necesitando.
Necesitarte Señor no me hace vulnerable, pues en debilidad mi fortaleza es tu divinidad, la gracia y la bondad de tu corazón en amor desbordado, que hacen que se abran de par en par las puertas de la eternidad, para no esperar más que el tiempo a ti me lleve, y poder desde ahora, a ti acercarme y acariciar tu rostro, y mi alma en amor requerida dejará de sentir esta necesidad, pues en tu en amor será recibida.Amén
Yerko Reyes Benavides
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