miércoles, 30 de octubre de 2019

¡Alza tu Voz!

Sanaste, Señor, las heridas de mi corazón cuando acariciaste mi alma con tu Palabra.

Fue tu voz de Buen Pastor lo que escuchó mi corazón y encontré las fuerzas para volver a casa. 
Me levante y en el camino te encontré, buscándome ya estabas, llamabas y clamabas, mi nombre pronunciabas. 
¡Acá estoy! ¡Alza tu voz, Buen Pastor! ¡Ya voy! No dejes, por favor, de llamar; insiste mi Señor, es tu amor el que me guía de nuevo a tu regazo.
Me recibiste, a beber del manantial de tu gracia me llevaste, del pan de tu bondad partiste y saciaste el hambre que de tu misericordia mi espíritu agotado sentía. 
Fue tu perdón, el que llegó a mí sin condición, el que me levantó; tu compasión me reanimó, y en ti mi alma al fin descansó. 
Vuelve hoy mi Señor y Buen Pastor a pronunciar mi nombre, llámame como lo hiciste antes; dame de la ternura de corazón en bondad palpitante y tu amor en mi amor hará cosas grandes.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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