Es tan fácil, en este mundo tan abundante de olvidos e indiferencias, tener un detalle de ternura, pues los gestos de bondad no abundan, aunque sea la cualidad de nuestra humana naturaleza que más nos acerca a tu divinidad, Señor.
Al comienzo parece un gran desafío afrontar esta realidad que exalta al que en maldad obra y, lastima al que busca ser compasivo como lo es el Padre Dios.
El noble corazón se esconde, para no ser lastimado o herido por aquellos que no saben qué hacer con el que es bueno, así como lo eres tú:
Has que pierda el miedo, dame el valor Señor, para no esconder la nobleza que hay en mi interior.
Renueva mi mirada en tu mirar, para que mis ojos siempre atentos puedan ver el mirar de unos ojos que claman en necesidad.
Dame, Señor la capacidad de no esconder mis manos y dejarlas alejadas de las manos que se levanta pidiendo un gesto solidaridad. Que mis juicios no sean más grandes que tu generosidad, la que das por medio de éstas, que son tus manos.
Pon en mi Señor un corazón semejante al tuyo, bien dispuesto y latiendo en mi pecho tan fuerte al compás del tuyo, abundante en comprensión, solícito a la hora del perdón; amable en el tiempo de la agresión, dócil a tu gracia y valeroso en la búsqueda de justicia.
Pero, antes que nada, mi buen Señor, no permitas que me pierda ni uno solo de los detalles de bondad, que en el día tú me das, en el mirada, la sonrisa, la mano extendida los que amas, como a mi amas.Amén
Yerko Reyes Benavides
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