Me gustaría que las horas se
detuvieran un instante, que el reloj tomara un descanso, así podría darme el
tiempo que necesito para rectificar mis
actos de algunos errores, corregir las
fallas que se han vuelto costumbre y
pesan como un hábito.
La vida es un instante y los instantes que quedan pasan
rápido, más en este tiempo que no da tregua para las enmiendas. Anhelo en un
acto de contrición sentir el dolor del daño que he causado y poder así
sinceramente pedir perdones.
Que los meses no pasen, ni los años se consuman; de prisa
van por esta historia y la van agotando a su paso, y pronto, espero no estar distraído
a su llegada, llegará el día en que la vida pasará en un segundo y será el
perfecto instante para sentir la satisfacción de haber vivido a plenitud.
Hoy es el momento que tenemos para corregir, enmendar,
cambiar; tiempo para el perdón, la compasión y los amores que, en la gracia de
Dios se viven plenos.
Dios bendiga a quienes de tanto en tanto se detienen
para hacer consciencia de la necesidad de estar en todo momento dispuestos a
cambiar y ser mejores…
Yerko Reyes Benavides
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