Estaba con mis manos puestas sobre el teclado, tratando que mis dedos se movieran al ritmo de lo que mi corazón hoy quiere compartir con ustedes: el don de la Alegría. Una alegría que no está sustentada en lo efímero ni en lo pasajero. Es la que invade el corazón pues su lugar de procedencia es Dios. No hay otro día en el año que sea tan especial como este, gritamos con jubilo los cristianos:
¡El Señor ha Resucitado!
Felices Pascuas a todos.
Los abrazo en la alegría del Resucitado y pido para ustedes la gracia de su Amor. Que la bendición de Dios les Acompañe hoy y cada día.
P. Yerko Reyes Benavides
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