Una Actitud de lo más compleja
____________________
Hemos dado en nuestro Itinerario Espiritual con una “palabra” que no es sencilla de interpretar.
Esta palabra, describe realidades tan dispares que a veces pueden entrar en conflicto entre ellas, y ser causa de contradicción. Esta dificultad inquieta cuando la palabra describe la “actitud” asumida por una persona o la actitud que buscamos propiciar.
Creencia:
Nos resulta familiar este término. No desentona a nuestros oídos este vocablo. Suponemos que entendemos lo que significa.
Te reto: ¿podrías definir la palabra “creencia”, decir lo que significa?
Nada fácil el desafío, ¿no te parece?
Con esta seguidilla de palabras vamos a intentar explicar un poco de dónde sale el vocablo "creencia":
- Creer
- Creyente
- Creído
- Credo
- Creencia
- Creencias
Algunos dirán que todas se pueden utilizar con el mismo propósito, pero no es así. Cuando digo “Yo creo” no necesariamente estoy dando entender que esa es mi actitud, ni si quiera estoy revelando si eso que estoy afirmando se corresponda a las "creencias" en las que creo. Simplemente estoy diciendo que en ese instante estoy realizando la acción de creer y esta acción de creer puede expresar dos situaciones muy distintas.
La primera, al decir “yo creo”, estoy manifestando que estoy convencido de algo, tengo una certeza y tan grande es, que no hay espacio para dudas: yo creo en la belleza de un amanecer; podría ser un ejemplo. Sin embargo, este mismo “yo creo” puede significar lo opuesto: expresar que no tengo la seguridad, ni la convicción ni la certeza de lo que estoy diciendo o describiendo: “Yo creo que mañana amanecerá siendo un mejor día”.
De esta manera "Creer" es:
- Considerar una cosa como verdadera o segura o pensar que existe, sin tener pruebas de su certeza o un conocimiento directo de la misma.
- Considerar una cosa como posible o probable, sin llegar a tener certeza absoluta de ello.
Yo creo que para creer hace falta en ambos casos la “FE”.
Si nos hemos enredado tan sólo con la lección de “castellano”, imagínense lo complejo que será favorecer esta actitud en nuestra vida espiritual y que tenga consecuencias reales en lo que pensamos decimos y hacemos.
Con esto entramos en materia, y para no dilatar más el planteamiento central te voy a sugerir que respondas estas tres preguntas que tienen que ver con lo que nos venimos planteando:
- ¿En qué crees?
- ¿A quién crees?
- ¿Cómo crees?
Antes que pase por alto aclaro: la forma sustantiva del vocablo es la manera correcta de describir la actitud de "creer"es decir la actitud sera "creencia". así pues con la sustantivo de creer, que es creencia se describe los procesos y las dinámicas del "creyente" (persona que cree)
Si te das la oportunidad de hacer una sesuda reflexión sobre esto, y responder sinceramente a las preguntas presentadas, te darás cuenta que en ti, la acción de creer se da en forma disparatada, contradictoria, en algunas ocasiones contraria y a veces caótica.
Te pongo un ejemplo: conversando en dirección espiritual me he encontrado en reiteradas ocasiones con personas que “creen en la resurrección” y también en “la reencarnación”. No tiene sentido. Son dos situaciones que competen al ámbito de la fe, es decir, ameritan creer, sin embargo el significado de cada uno representa, en si niega la existencia del otro. Si lo que acontece después de la muerte es la resurrección entonces ello niega la reencarnación y viceversa.
Otro ejemplo: se cree en el cielo, en el infierno y en el purgatorio. Los tres lugares donde se puede ir después de morir. No hay más, no hay otros. Pero también se está convencido que hay “espíritus” que después de morir se quedan en el mundo y deambulan atormentados o atormentando. Como en lo anterior, la presencia de uno niega la existencia de lo otro.
“Creencia” es la actitud de “Creer”. La cosa está en que no todo en lo que crees es sano, ni constrictivo, ni mucho menos propicia un clima espiritual interior idóneo para vivir abierto a la gracia de Dios.
A veces se trata “de lo que creemos”. En otras ocasiones, “de a quién creemos” y también juega un papel determinante “el cómo creemos”. Pero el enredo se da en las combinaciones que hacemos ente el qué, el a quién y el cómo.
Con todo esto, que seguramente te ha de haber resultado algo confuso y probablemente estés un tanto mareado, lo que se busca es que te des la oportunidad de sanear tus creencias; que es el conjunto de cosas en las que terminas creyendo y conforman "tu credo"; el cual impones a los demás o te impones a ti mismo, no siempre con el mejor de los resultados.
La creencia, como actitud es la que da armonía y armoniza el qué, el a quién y el cómo. Así pues, aunque duela un poco la cabeza este acto reflexivo hemos de dejar en claro todo, lo más que podamos.
Tomará su tiempo. Bastante, diría. Desenmarañar todo este enredo es ardua tarea; en ciertas ocasiones habrá que desaprender algunas cosas; destronar algunas ideas que se tenían por verdades absolutas; derrumbar paradigmas. No será fácil, pero a la final, CREO (y utilizo la primera acepción de la definición) sentirás un alivio interior semejante a la “libertad de espíritu”.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario