viernes, 26 de abril de 2019

Pascua, más que un tiempo litúrgico

No hay otro acontecimiento más importante para la vida creyente que la Resurrección del Señor Jesucristo. Razón suficiente para que se celebre no sólo un día con sus primeras vísperas, misa de vigilia, misa de aurora, misa del día y de segundas vísperas; manera litúrgica de celebrar una fiesta importante. 


La Solemnidad de Resurrección se celebra como un sólo acontecimiento festivo desde la Vigilia de Resurrección hasta las primeras vísperas del II domingo de Pascua. Es decir 8 día en los que se conmemora la Fiesta de nuestra Salvación. 

San Pablo en su carta a los Corintios nos va a decir de este acontecimiento:
"Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también sería la fe de ustedes". (1Cor 15,14)
Sea pues la fiesta de Resurrección la razón, el motivo, la invitación y la intención de nuestro corazón de vivir en Alegría y Gozo.

Queriendo explicar la importancia que tiene la Pascua en la Vida Espiritual del cristiano, pensaba en estrategias sencillas para dar a entender algo que "teológicamente" resulta complicado de explicar. Estamos ante un "Misterio" y los misterios difícilmente se explican satisfactoriamente (dejarían de serlo si así se pudiera). Sin embargo, más allá de la incapacidad racional para dar razón del misterio, el intelecto alcanza a entender aspectos del misterio que tienen consecuencias directas en la vida creyente. 

Pascua no es  un "tiempo litúrgico":

Pascua es la experiencia de vida en la fe que ha de ser vivida siempre. 

Pascua es la manera como internalizaron los apóstoles a Cristo que después del hecho de la Cruz se le manifiesta Vivo y presente. 

Pascua es el clima espiritual interior de la persona de fe que vive en este mundo como ciudadano del cielo. 

Pascua es el misterio que vivimos, la alegría que sentimos, el gozo del Señor que da calor de Reino a nuestro corazón. 

Ya iremos dilucidando en los días por venir el significado de la Pascua y la importancia de hacer vida lo que celebramos. Sólo así la Pascua podrá trascender los templos e ir más allá de ser un tiempo que caracteriza la liturgia en las ceremonias de la iglesia durante una temporada en el calendario anual. 

Pascua es Vida:

A lo dicho anteriormente,  añadamos la experiencia de fe de un gran santo de la Iglesia y cómo él sin pretender hacerlo nos enseña a vivir en Pascua. De la vivencia espiritual de San Francisco de Asís nos servimos para descubrir de su mano cómo vivir en apertura a la gracia de Dios.

Para el santo de Asís, Pascua es alegría. Una alegría que va más allá de las vicisitudes de esta vida y las dificultades que encontramos en ella.

Pascua es gozo. Un gozo que no lo quitan las tristezas de este mundo. 

Pero no sea yo el que siga balbuceando palabras sobre la pascua que mejor suenan en la oración que todos bien conocemos de San Francisco. 

La hacemos con mucha frecuencia sin embargo, pocas veces nos hemos detenido a considerar que esta oración nos habla de cómo es vivir en permanente Pascua.

Hazme un Instrumento de tu Paz:
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amén

Yerko Reyes Benavides 

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