Muchos esfuerzos han hachos las ciencias para tratar de conciliar Razón y Corazón.
Estrategias, métodos, técnicas, todas ellas se quedan en la formalidad. Apuntan al centro pero terminan en los bordes.
En el niño es esfuerzo no es necesario.
No se trata de concienciar o concientizar a la razón domesticarla, para que acepte las prerrogativas del corazón y viceversa.
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