lunes, 8 de enero de 2018

Amor humano, amor Divino


Hay más de una manera de amar,
es más, más de mil y una y, 
contigo, Señor, las quiero todas y cada una,
porque tú las acoges todas y las das en una sola. 

No me dejes a las afueras de tu corazón
que rico de amor está; 
y mi alma sedienta del amor se encuentra
porque del humano amor ya lo he probado todo y, 
nada ha llegado tan hondo que en él me haya perdido. 

Si en lo humano he saboreado el néctar del amor,
quiero embriagarme por completo en el fruto
de la vid de tu alma,
desbocarme en el mar del amor de tu divinidad;
que a sorbos pequeños das en los humanos amores
que, llenan pero no tocan los linderos de la eternidad
aunque al cielo te elevan por un instante.

Por los humanos amores, sediento quedé
de los divinos amores que escondidos están, 
tras los velos de la humanidad;
y ahora, sólo en ti quiero perderme, a ver si en ti,
logro encontrarme, amando al amado del Amante.

Si en ti me encuentro, entonces, el amor podrá
volar libre y alegre por los cielos abiertos de las 
almas; espíritus anhelantes de los besos de tus 
labios amorosos.

Sólo en las delicias de tu amor quiero estremecerme:
cuerpo, alma, corazón y mente, todo en uno y uno
sólo, en tu amor.

Tu amor que todo lo llena
y quien lo tiene, a todos ama
sin distinción ni restricción,
porque en el amor no hay cansancio 
y sólo en el amor hay perdón.

Ámame con tu amor,
porque mucho he amado,
para que también yo pueda amar en ti a todos
y en tu corazón seamos uno contigo
en el Padre Dios, por la entera eternidad.

Amor divino, amor humano,
en ti, Jesús, uno sólo,
trascendente e inmanente.

Sólo en él me realizo y me doy
como tú, mi Dulce Muchacha de Nazaret,
en Cristo por la íntegra humanidad.

Yerko Reyes Benavides

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