"Señor, ¿cuánto tiempo llevo haciendo
pasar mi voluntad como tuya?
¡Qué vergüenza la mía!"
Meditando en tus palabras estoy, Señor.
¡Qué torpe soy! lento para darme cuenta: mis planes nos son tus planes; mis deseos no van con los tuyos, me quedo perplejo y muchas veces no sé qué hacer.
Me sorprendes Señor, limitado soy, a veces lo olvido y procuro lo que no es mío: pretendo tener el dominio de mi destino, ser el dueño de mi camino, el amo de mi vida.
Es mi torpe y limitada visión la que me mueve, la omnipotencia no es mi esencia, y sin embargo, como dios de mi propia existencia quiero actuar, y te olvido, y te dejo de lado; sólo voy a ti buscando la confirmación de mis actos, la justificación de mis deseos.
Tantas veces lo dijiste Jesús, y no lo entendí. Sutil lo compartiste y no lo vi; lo expusiste y lo cumpliste:
“Mi camino no es otro que hacer la Voluntad del Padre”.
Justo ahí, Señor, cuando en la cúspide de mi vanagloria me encuentro, queriendo entronizar mi ego, me muestras que la realización plena de mi existir no estará jamás en atender a mis deseos sino, hacer que en todo lo mío esté presente la Voluntad del Padre.
Pero Señor, ¿cuánto tiempo llevo haciendo pasar mi voluntad como tuya? ¡Qué vergüenza la mía! la pena que ahora siento. He caído en cuenta, mi vanidad me ha llevado fingir una humildad que no tengo.
Enséñame Señor a discernir cuál es tu Voluntad. Dame la capacidad para hacerla presente en todo y la fuerza para hacerla sentir en cada cosa.
Mi dicha sea, Jesús, no el doblegar mi voluntad a la tuya -no hay provecho en ello- sino hacer de la tuya tan mía que ya no haya distinción alguna.
Amén
Yerko Reyes Benavides
@bereyerko
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