martes, 19 de marzo de 2019

Mándame

“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos. 
Tantos hay que están heridos y se cierran"

Miras, buscas con ahínco y dices:  
“Tanto quehacer, la mies abunda pero son pocos los que sus manos ponen en el arado”.  
Te digo, Maestro:  
“Acá estoy, tuyas son mis manos”.  
Insistes, tocas, pides y dices:  
“Desgarrados hay muchos corazones, destrozados, marginados están de toda compasión, la bondad no predomina; tantos son los que quieren ser amos y no siervos”.  
Te digo:  
“Acá estoy; ¿Qué tengo que hacer, Señor?”  
Escrutas, con vehemencia inquieres, interpelas e insistes:  
“Hay un Reino que espera ser anunciado; Reino de Justicia, Reino de Paz, Reino de Perdón, Reino de Verdad, Reino de entrega y libertad. Mas lo que encuentro y no son pocos los que sólo pretenden ser servidos y no servir”.  
Levanto mi voz, te digo, y lo hago con firmeza:  
“Acá estoy Mesías. No soy prisionero, pero de ti cautivo; a tu servicio quedo. No tengo mucho pero lo que en mi hay, todo lo es tuyo, todo te lo doy”.  
Al final, guardas silencio, miras a todos y luego con dulce voz susurras:  
“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos. Tantos hay que están heridos y se cierran. No buscan, no esperan, no quieren amar, ni saben ser amados. ¿Quién irá por ellos”.  
Caigo de rodillas, te escucho, levanto mi mirada, encuentro la tuya, te digo:  
“Acá estoy, Jesús amado, te entrego mi corazón, mi alma y lo que soy. Mi vida la tienes. Acá estoy yo para amarte: mándame, Señor”. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko      

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