“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos.
Tantos hay que están heridos y se cierran"
Miras, buscas con ahínco y dices:
“Tanto quehacer, la mies abunda pero son pocos los que sus manos ponen en el arado”.
Te digo, Maestro:
“Acá estoy, tuyas son mis manos”.
Insistes, tocas, pides y dices:
“Desgarrados hay muchos corazones, destrozados, marginados están de toda compasión, la bondad no predomina; tantos son los que quieren ser amos y no siervos”.
Te digo:
“Acá estoy; ¿Qué tengo que hacer, Señor?”
Escrutas, con vehemencia inquieres, interpelas e insistes:
“Hay un Reino que espera ser anunciado; Reino de Justicia, Reino de Paz, Reino de Perdón, Reino de Verdad, Reino de entrega y libertad. Mas lo que encuentro y no son pocos los que sólo pretenden ser servidos y no servir”.
Levanto mi voz, te digo, y lo hago con firmeza:
“Acá estoy Mesías. No soy prisionero, pero de ti cautivo; a tu servicio quedo. No tengo mucho pero lo que en mi hay, todo lo es tuyo, todo te lo doy”.
Al final, guardas silencio, miras a todos y luego con dulce voz susurras:
“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos. Tantos hay que están heridos y se cierran. No buscan, no esperan, no quieren amar, ni saben ser amados. ¿Quién irá por ellos”.
Caigo de rodillas, te escucho, levanto mi mirada, encuentro la tuya, te digo:
“Acá estoy, Jesús amado, te entrego mi corazón, mi alma y lo que soy. Mi vida la tienes. Acá estoy yo para amarte: mándame, Señor”.Amén
Yerko Reyes Benavides
@bereyerko
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