Si la espiritualidad es la condición en la cual estoy en la presencia de Dios, me siento en la gracia del Señor, y actúo conforme a esa conciencia (el amor).
La oración es el alimento que nutre y fortalece esa vida espiritual que voy fortaleciendo en mi peregrinar hacia Dios.
La oración ha de ser una de las constantes y perseverantes acciones a realizar día a día. Entonces tengo una cita diaria con el Señor que me fortalece.
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