viernes, 14 de julio de 2017

La Esperanza

Muchas veces confundimos inconscientemente esperanza con esperar. Penamos que la solución a las cosas llegará de forma mágica, sin que tengamos que ver con que se realicen esa cosas que anhelamos sucedan. Una gran lección para los tiempos que vivimos. Mientras esperamos nos hacemos los indiferentes con lo que sucede a nuestro alrededor o dentro de nosotros mismos, hasta que el ahogo llega, la desilusión, la indiferencia, y la sequedad. La esperanza murió, y si ésta murió fue por nuestra apatía. Esperanza es ponerse en camino, es actuar creyendo que se puede realizar aquello que se espera, es intervenir en lo externo, pero más importante es voltear nuestro mundo interior, para que aquello que aguardamos no dependa exclusivamente de que las cosas en el universo se cuadren a nuestro favor, sino que muevo las piezas con la gracia, la fuerza, el vigor, la bondad, la misericordia y la ternura de Dios. Por eso la esperanza no se vive sola, se vive junto a la fe y al amor.


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