martes, 18 de julio de 2017

Edad Espiritual

¿Cuándo comienza y cuándo termina la juventud? 

Las respuestas serán muy amplias y seguramente responderemos depende. Y ¿de qué depende? Si estamos hablando, cronológicamente, fisiológicamente, psicológicamente o espiritualmente. La edad depende de cómo el organismo se sienta, así que depende. Bueno al menos eso nos gustaría creer. La edad está demarcada por el organismo, el uso que hacemos de éste o los abusos que comentemos de él. La biología no nos engaña hay una edad para ser infantes, hay una edad para ser pubertos, hay una edad para la adolescencia, hay otra edad para la juventud y para la madurez. En algunas ocasiones, y eso va a depender no de nuestro metabolismo sino de nuestro apropiado funcionamiento psicológico, la edad cronológica concuerda con la edad mental. 

Lejos de toda esta discusión que nos haría debatir horas, puesto que cada quien defendería su manera de sentirse joven, hay algo que si escapa a la medida del tiempo. Es decir, es atemporal, aunque se realiza en el tiempo, justo en el momento en el que tomamos la decisión de hacerlo. Así como nuestro cuerpo determina una edad, nuestra mente también nos sirve para la medición de una edad estipulada y estandarizada. Hay una dimensión del ser humano que no se rige bajo las reglas del tiempo, sino más bien bajo los criterios de importancia que le demos a esta dimensión de nuestro ser y cuánto valor, por su puesto no monetario, sino trascendental, cuesta para nosotros. Me refiero a la Edad Espiritual

El Apóstol San Pablo nos habla de ella cuando dice de sí mismo: "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero, al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño" (1Cor 13,11). Y este texto en su contexto, todo el capítulo 13, se refiere a la  vivencia auténtica y profunda del amor en Cristo. En este sentido, Pablo nos sugiere que a pesar de que hayamos madurado biológicamente, no es ajeno encontrarnos con una vivencia de fe timorata, raquítica e inmadura. Que siendo adultos en edad sería una contradicción puesto que la inmadurez es propia de los niños no como una descalificación sino como una condición hermosa de apertura a la novedad, a dejarse asombrar por el mundo, a aprender y descubrir. En nosotros adultos sería un descuido, que lamentablemente es muy común. 

Sin embargo, la buena noticia, porque esto no es un reproche para ninguno, ni un regaño para nadie, es que estamos en el momento oportuno para iniciar nuestro itinerario espiritual de vida. ¿Por qué un itinerario? vamos a ir dando pasos pequeños, pero planificados, de crecimiento, desarrollo y madurez espiritual. 

Me he encontrado con una maravillosa experiencia que se está dando a nivel internacional que está trabajando con los niños el tema de la espiritualidad: Espiritualidad para niños, así se llama. Muy buena experiencia, tiene estrategias y herramientas muy positivas, con un sentido de amplitud y de entendimiento extraordinarios, con una capacidad de fortalecer la sana y armónica convivencia entre los niños y su entorno. Lo único es que no está centrada en la vivencia más perfecta del Amor de Cristo. 

  • Espiritualidad para niños
  • Espiritualidad para jóvenes
  • Espiritualidad para adultos
  • Espiritualidad para adultos mayores.
Independientemente del momento cronológico en el que estemos, seguramente que todos tendremos que comenzar por la Espiritualidad para niños, sólo que se modificarán las herramientas y las estrategias de trabajo. 


Anímense a comenzar su itinerario espiritual. Nuestra revista Lazos de Fe será uno de los instrumentos y medios que tendremos para acompañarnos en este peregrinar. Ya lo hemos comenzado con las "Gotas de Sana Espiritualidad", que irán acompañando día a día nuestro caminar, dándonos un elemento de reflexión, que nutra nuestro conocimiento para fortalecer la vivencia del amor, que es el fin de la espiritualidad cristiana. 

En un primer momento tendremos la necesidad de teorizar, pero la espiritualidad no se vuelve un movimiento interior constante, un flujo que recorre nuestro ser, una fuerza que vitaliza nuestra naturaleza si no se convierte en una experiencia. 

Digamos, ahora para concluir aquí, y comenzar el camino que Espiritualidad viene de Espíritu. Escrito con mayúsculas significa la tercera persona de la Santísima Trinidad, y el Espíritu infunde movimiento, moción, dinamismo, actividad. Pero todo este revolcón se consigue en la quietud, en el silencio, en la meditación y la oración. 

La juventud pues es la mejor edad para comenzar a caminar en el Espíritu Santo. Digamos pues que todos somos jóvenes para la acción y la efervescencia espiritual.

1 comentario:

ITALIANO PER NOI dijo...

De nuevo Gracias! Gracias por ayudarnos a reconocer y valorar nuestro camino espiritual al más grande Amor: el AMOR de DIOS.