Iniciamos hoy la cuarta semana de Adviento, el último tramo de nuestro Itinerario.
Los días de preparación han pasado rápido; es nuestro corazón anhelante de Dios el que anima nuestros pasos vacilantes para que no nos detengamos en el camino, ni nos distraigamos con las el brillo titilante de las luces de fantasía que se encienden en estos días.No es una navidad de mentira la que queremos celebrar, en nuestro interior está y se hace intenso el deseo de un encuentro amoroso con el Señor, Dios de bondad y misericordia, que se nos da abundante en estos días y por eso decimos con fuerza: ¡Ven, Señor Jesús!
Del cielo nos llega con el Ángel del Señor la noticia, el anuncio esperado, Dios de nosotros se ha acordado, no nos ha abandonado a nuestra suerte, sino que ha esperado la “plenitud de los tiempos”.
El firmamento se ha abierto, y la gracia de Dios baña a los hombres: primero a Isabel y Zacarías “quitando el oprobio de su casa”, en ellos se gestara aquel que irá delante del Señor. Bendita se siente Isabel entre las mujeres que acompañan a María.
A María, Gabriel, le ha dicho sin más: "nada hay imposible para Dios". Y aunque todo parezca inverosímil, será el Espíritu de Dios el que realice su obra en el hombre (alma, mente, cuerpo y corazón).
Es el Ángel del Señor, el que despeja las dudas de José y erradica sus miedos. En sueños lo anima al valor y confiar en Dios pues todo cuanto está en ellos aconteciendo es la obra de Dios.
Gabriel es el Singo de Esperanza que hoy recibimos para hacer la parte del recorrido que nos falta y por así, llegar al “Belén espiritual” en el cual Dios nace nuestro corazón.
La Consigna Espiritual para este domingo es:
Yerko Reyes Benavides
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