Señor Jesús, amigo y hermano, no todos los días no se viven iguales, eso tú bien lo sabes.
Días agitados también tuviste y en las horas del alba te escapabas, porque no había jornada, aunque fuera sólo un rato, con el Padre no quisieras pasar. Como es mi deseo y mi gran anhelo estar ahora, yo contigo.Tu sabes todo lo que pasó, lo que se suscitó, conoces lo bueno que se hizo y también lo malo, incluso lo que se dejó de hacer, por falta de fe.Perdón por todo, Señor; y si en algo sirve reconocerlo: necesito de tu gracia y fortaleza, y también tu templanza; sin ellas nada se hace aunque en muchas cosas se ocupe el tiempo.
AménY por eso, Jesús y amigo, te digo con seguridad y convicción: gracias por tu viva presencia que haces sentir en mi corazón; gracias por tu Palabra que me alienta; y ahora, que voy a dormir, no me falte tu ternura puesto descansar busco en tu cobijo.
Yerko Reyes Benavides
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