"Que este sentirte en mi no acabe
y durante el día se prolongue;
que viva en ti: tú por mí, yo por ti"
El amanecer despunta, Señor, y al despertar tu recuerdo llega a mi pensamiento. Mi corazón me dice que comience mi jornada no sin antes haber contigo conversado y a ti haberme encomendado.
Me concedes Señor este día, para que sea de gracia en mi caminar espiritual; es un don de tu bondad: Vida en Plenitud es tu deseo, al oído lo susurras; en tu Palabra lo proclamas y, es mía la esperanza de verla realizada.
Tu Voluntad es que en mi quehacer te tenga presente, mi empeño es no distraerme, ni tampoco perderme del gran acontecimiento de la Salvación que obras Tú en mí en cada jornada.
Es cierto, Señor, que todos los días no los vivo conscientes de esta Verdad de tu Amor en mí. Importancia a tu Gracia no siempre le doy. Desconfío, que es mi más grande pecado. Me esfuerzo en conseguir los bienes que el mundo me ofrece y olvido que Tú se las “a tus hijos mientras duermen”.
En esta conciencia de sentirte a ti en mí, al despertar, volver a dormir quiero, pero no en lecho de oníricos sueños, sino en tu regazo, cerca de tu pecho, donde brota cual torrente inagotable de agua fresca tu gracia; la que me das para saciar mi sed, Señor, amado.
Cristo Jesús las delicias de tu Amor aspiro, y mi deleite será, ahora y siempre, permanecer en tu presencia; prendarme de los bienes de tu Corazón y ahí quedarme por tu bondad concedida, mientras realizo el quehacer de cada día.
Mi petición antes de seguir, ahora que contigo estoy en oración, es que este sentirte en mi no acabe y durante el día se prolongue de tal forma que viva en ti y tu en mí y; tú por mí en el corazón de tantos otros.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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