jueves, 25 de julio de 2019

Padre

Oración Meditada

Nos miras desde lo más alto de tu Cielo, Señor Dios dueño del Universo: tuya es la vida; a ti te pertenece la existencia, mueves un dedo y el Cosmos se estremece por entero.

Tú pudieras hacer todo de nuevo, más esperas, confías, crees contra toda probabilidad que el hombre en su momento cambiará, dejará de lado su vanidad y a ti su corazón volverá, haciendo de este suelo un cielo nuevo, un mundo solidaridad, comprensión, entendimiento y bondad. 

Grande Señor es tu confianza, tu esperanza en la criatura es inmutable, y aunque el tiempo pase, aguardas sin impacientarse, que el ser humano al fin descubra su verdadera vocación, la naturaleza y esencia que lo define, esa que es más que piel o belleza, pasión, poder o riqueza. 
¿Oras tu Dios eterno? ¿A quién le pides? Si no hay nadie por encima de ti, entonces: ¿Con quién dialogas? ¿Con quién te desahogas? ¿A quién abres tu corazón pleno de amor infinito, y te desbordas?
Es el hombre, tu creación, a él lo tratas con predilección, le das tu atención más que a todo lo por ti elaborado. 

Del barro es su materia, la primigenia, más con ella no te quedaste, la moldeaste, tu imagen fe la referencia, infundiste en su pecho tu aliento, vida le concediste, y con la vida la libertad de amar. Mas al creador no eligió, se marchó con lo demás creado, lo inanimado:
¿Qué tiene esta criatura que sea razón suficiente para la locura de sacrificar la eternidad y cambiarla por muerte y así vida nueva concederle?
No solo la vida, sino también la eternidad, no fue para ti suficiente dar la existencia a este cuerpo decadente, sino que le diste un espíritu trascendente, lo envolviste de tu gloria y dignidad, y en Verbo engendrado nos hiciste hijos en el Amado de tu corazón Divino. 

Dios Supremo, en tu Bondad encontrarse expandir aún más tu Divinidad y en tu pecho Omnipotente un Corazón de Padre se desbordó indetenible. 

Padre, Dios infinito, no sólo estás más allá del cielo. Manifiestas tu existir eterno en este suelo pasajero, el que hiciste bendito por tu gracia.

Padre, te das en gracias y en amores; la misericordia te precede, en ella vida me diste, mas en tu bondad me engendraste para ser hijo de tu divinidad desbordada.

Padre, que el aroma de tu divino existir, impregne mi vivir y guíe los pasos de caminar velado, al lugar donde te consagras en amores eternos.

Padre, hijo tuyo soy, por tu amor derramado, por tu gracia desbordada, por bondad en mi otorgada; que hoy, mañana y siempre viva según al don que me diste, y que en este peregrinar piensa, sienta, diga y haga tu más grande, santa y perfecta voluntad.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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