lunes, 14 de agosto de 2017

Luz en las tinieblas



Nunca esta más oscuro que en el instante en el que ya va a amanecer. Me consta. En mis horas de insomnio, cuando la noche se hace eterna, la cama se vuelve áspera como una lija, y el pensamiento no pude absorber ni una letra más, lo único que grita el alma es que aparezca el primer rayo de luz que de por finalizada la noche.

En ese instante es donde la calma vuelve al espíritu inquieto que ha divagado por cientos de ideas, se ha imaginado montones de parajes, ha soñado despierto lo que durmiendo no puede. Con el primer rayo de sol desaparece instantáneamente el desasosiego interior: ha comenzado un nuevo día.

A sí ha sido, así es y así seguirá siendo. La oscuridad siempre le dará paso a la luz, y la luz descansará en la oscuridad hasta el alborear del amanecer. Más oscuro es cuando está a punto de amanecer, pero un secreto descubrí en mis noches de insomnio, la oscuridad aunque quisiera, no puede esconder la llegada de la luz que los pajaritos intuyen cercana y canta gozoso el despertar del nuevo día.

Aunque algunos se imaginan que estamos en tiempos de oscuridad, yo estoy escuchando ya el cantar de los pajaritos. El alma lo sabe, como lo pajaritos también. Por eso de la mano de Santa Edith, vayamos abriendo nuestro corazón para que pronto amanezca.

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