¡Cuán grande y maravilloso es el
Amor!, que por más que se “use” no se gasta; por más que se consuma, no se
agota; por más que se defina no se devela del todo. Siempre habrá algo hermoso
que decir de él; siempre habrá algo maravilloso que descubrir de él; siempre se
presentará como un punto de partida, un camino, un desafío una llegada y
también una llamada.
¿Cuántas canciones no se han
escrito del Amor? ¿Cuántos poemas o
pinturas no declaman los misterios velados y a plena vista de aquello que está
más arraigado en el hombre que el hombre mismo?
El amor es una fuente de la que
bebemos y no se extingue; sin embargo el hombre siempre sediento del agua de
sus manantiales erra y construye pozos para nunca saciar su sed; haciendo del
amor el objeto de sus instintos y no de los anhelos de su alma.
Con estas palabras pretendemos
decir algo que sólo se puede conocer cuando se hace vida, cuando pasa de la
noción a la vivencia. Sólo aquellos que han experimentado el Amor (divino en su
vaciamiento, humano en su expresión) entenderán con el alma los intentos de los
poetas, pintores, cantores y místicos por advertirnos que cuando se bebe del
Amor de verdad no hay vuelta atrás; alma, vida y corazón quedan impregnados de
él.
Dejemos que sea San Bernardo,
Abad, quien ahora nos cuente lo del Amor y lo de Amar, como en otros momentos
otrora nos lo contara Jesús.
(De los Sermones sobre el Cantar de los canteres 83,4-6)
1 comentario:
"Mi origen y procedencia es el Amor; mi camino el Amor; mi sentido y propósito es el amor, mi destino es el amor, mi llegada es el Amor; mi trascendencia es el amor y mi eternidad será el Amor". (Yerko Reyes)
Publicar un comentario