sábado, 26 de agosto de 2017

Amo porque amo, amo por amar

¡Cuán grande y maravilloso es el Amor!, que por más que se “use” no se gasta; por más que se consuma, no se agota; por más que se defina no se devela del todo. Siempre habrá algo hermoso que decir de él; siempre habrá algo maravilloso que descubrir de él; siempre se presentará como un punto de partida, un camino, un desafío una llegada y también una llamada.

¿Cuántas canciones no se han escrito del Amor? ¿Cuántos poemas  o pinturas no declaman los misterios velados y a plena vista de aquello que está más arraigado en el hombre que el hombre mismo?

El amor es una fuente de la que bebemos y no se extingue; sin embargo el hombre siempre sediento del agua de sus manantiales erra y construye pozos para nunca saciar su sed; haciendo del amor el objeto de sus instintos y no de los anhelos de su alma.

Con estas palabras pretendemos decir algo que sólo se puede conocer cuando se hace vida, cuando pasa de la noción a la vivencia. Sólo aquellos que han experimentado el Amor (divino en su vaciamiento, humano en su expresión) entenderán con el alma los intentos de los poetas, pintores, cantores y místicos por advertirnos que cuando se bebe del Amor de verdad no hay vuelta atrás; alma, vida y corazón quedan impregnados de él.

Dejemos que sea San Bernardo, Abad, quien ahora nos cuente lo del Amor y lo de Amar, como en otros momentos otrora nos lo contara Jesús.


(De los Sermones sobre el Cantar de los canteres 83,4-6)

1 comentario:

P. Yerko Reyes Benavides dijo...

"Mi origen y procedencia es el Amor; mi camino el Amor; mi sentido y propósito es el amor, mi destino es el amor, mi llegada es el Amor; mi trascendencia es el amor y mi eternidad será el Amor". (Yerko Reyes)