sábado, 12 de agosto de 2017

Dios mio y Señor mio

¡Bendito sea Dios!
¡Bendito sea su santo Nombre!
¡Bendito se Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre!


Estaba meditando sobre el misterio de Dios. Cerraba los ojos y trataba de hacerme una imagen de él. Por su puesto que lo primero que viene al pensamiento son las innumerables imágenes, estampas, retratos, pinturas que se han hecho de Jesucristo. ¡Qué difícil y arduo es el camino del que quiere desmotar los estereotipos, los aprendizajes ya instalados como verdades prácticamente absolutas. Ya ni si quiera nos preguntamos ¿Cómo es Dios? ¿A qué huele Dios? será verdad que huele a incienso; ya que la Virgen María si ha dejado rastro de su aroma en sus apariciones: a flores, a campo y pradera, a rosas. ¿A que sabe Dios? ¿Sólo a pan y vino? 

Al ir meditando todos estos aspectos por su puesto que la mente comienza a divagar y los pensamientos a perderse en un sin fin de elucubraciones, tratando de romper moldes para depurar la imagen de Dios, esa imagen se hace difusa, abstracta. Entre paréntesis, no me quejo, a mi en lo particular me encanta el arte abstracto, expande tu mente.

Es muy edificante hacer este ejercicio de desmitificación de la imagen que tenemos de Dios, te ayuda a acercarte a él como realmente es y no como te lo han presentado, te lo han enseñado durante años, ni la imagen que tu mismo te has hecho de él, bien sea esta atractiva o, por el contrario, restrictiva y arbitraria. A propósito, desmitificar significa, quitar los atributos míticos que se han establecido sobre algo o alguien, destacando las características reales que posee.

Llegado a este punto, recuerdo lo que decía un autor, que no siendo católico, lo tiene bien claro: "La imagen que sea que tengas de Dios, es Dios, pero a la vez es mucho más". Hay quienes inevitablemente se presentan a los demás como dueños de la imagen de Dios, es decir, dueños de la verdad, y no permiten el descubrimiento de Dios libre y espontáneamente. Yo los llamo los castradores del espíritu. Y si algo tiene el espíritu humano, porque lo recibe del Espíritu Santo es la libertad. A este no lo enjaula nadie. 

El ejercicio que te invito a hacer hoy es que te inicies en el camino del "desaprendizaje" y "reaprendizaje" tan necesario para el desarrollo de la vida espiritual, a través de la desmitificación de lo que tú entiendes desde la perspectiva de la fe y la religión sobre el Amor. De esto se trata la gota de espiritualidad del día de hoy.

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