jueves, 3 de agosto de 2017

Comunión Espiritual

Una de las preguntas que más frecuentemente me hacen es ¿cuántas veces se puede recibir la comunión en un día? Casi nunca sé en verdad qué responder. 

Conozco perfectamente la doctrina sobre la comunión que está contenida en el Código de Derecho Canónico (recordemos que este código es el conjunto de normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia católica de rito latino), y el CIC (Catecismo de la Iglesia Católica). Sin embargo, cuando veo a los ojos de quien me pregunta, cuando siento su profundo respeto y su real devoción al Sacramento del Altar, esa parte rígida de las normas estrictas, pues despiertan el espíritu rebelde que siempre está por ahí, metiéndome a veces en alguno que otro problema. 

La respuesta que me gustaría dar es "todas las veces que quieras", "todas las veces que lo necesites", porque veo tu profundo amor y celo por la Eucaristía. Pero, esa no es la respuesta que "oficialmente" "debo" dar. Y por su puesto no fue nunca la respuesta que dí; al menos no directamente, abiertamente y de frente. 

Hoy siento una alegría inmesa, al compartir esta breve meditación. Buscando por ahí y por allá, pidiendole a Dios un poquito de inspiración, y lo digo con convicción, siempre me sorprende, o porque encuentro o porque me encuentran aquellas cosas que me dan paz interior y alegría espiritual. Decía, hoy siento esa alegría, porque ya no tendré la necesidad de entrar en ese conflicto interior entre el "deber ser" y la compasión, la ternura, el sentirme desarmado ante la necesidad que percibo en las personas que se me hacercan con esta y otras inquietudes. 

A los divorciados vueltos a casar, también les puedo darles la misma respuesta a la pregunta con la que comencé esta publicación: ¿Cuántas veces puedo comulgar en un día? ¿Puedo comulgar?: SI. Todas las veces que quieras. Esa es la respuesta que siempre quise dar, más allá de las justificaciones doctrinales y teológicas. Ahora, no sólo puedo decir eso, sino puedo agregar: en cualquier momento que lo necesites, donde quiera que te encuentres. 

No ha cambiado nada en cuanto a la regulación canónica, ni tampoco ha habido un giro teológico que cambie la doctrina manifestada en el catecismo de la iglesia. Sin embargo, si entendemos comunión como "encuentro de gracia con la persona de Cristo", en su presencia real como alimento espiritual para mi corazón y mi alma, entonces puedo comulgar cuantas veces quiera, pueda y necesite. Entendemos por su puesto que estamos hablando de Comunión Espiritual

Creo necesario resaltar que hemos menospreciado el efecto gratificante que tiene en nuestra alma la Comunión Espiritual. En varias ocasiones he recomendado el acto espiritual de la comunión; sin embargo noto el desasosiego de las personas que me quedan mirando con la expresión grabada en sus rostros de "no es lo mismo". 

No, no es lo mismo. Sólo es distinta. Sin embargo, en el casete mental que nos han repetido hasta el cansancio, no concebimos que Cristo se pueda hacer presente en presencia real en una Comunión Espiritual. A propósito, si entendiste qué es un casete, eres de una época distinta, y aunque nos cueste hemos de actualizarnos, para que los jóvenes de hoy puedan crecer espiritualmente de otra manera. Para que ambas cosas se puedan realizar, necesitamos sacarnos de la cabeza el bendito "criterio moralizante", el otro casete que tenemos instalado, pasar todo por el tamiz de lo moral: esto es bueno, aquello es malo; esto es mejor, aquello es peor; esto es lo ideal, lo otro es una resignación. 

La Comunión Espiritual no es ni mejor ni peor, no es más efectiva o menos efectiva que la otra, no pasa por el colador de lo bueno y lo malo: la Comunión Espiritual es distinta. Tan distinta que no sólo se reduce al ambiente externo de una iglesia y de un templo, tampoco se reduce al momento de la realización de un sacramento. Y antes de que te rasgues las vestiduras por lo que estoy escribiendo y me tildes de hereje, te recuerdo, que te dije que la Comunión Espiritual es distinta. 

  • "Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión Espiritual". San Juan María Vianney
  • "Si practicas el ejercicio de la Comunión Espiritual varias veces al día, en un mes verás tu corazón completamente cambiado". Santa Faustina Kowalska.
  • "La Comunión Espiritual puede traer las mismas gracias que la sacramental". San Maximiliano Kolbe.

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