domingo, 27 de agosto de 2017

Libertad de Conciencia y Objetores de Conciencia

Queremos encumbrarnos tanto en las infinitas aguas de la divinidad que, a veces nos olvidamos que los cohetes que traspasan los linderos de las nubes y se elevan más allá del azul del cielo, necesitan tierra firme para emprender su viaje al infinito universo del que sólo, apreciarán una diminuta parte en su recorrido. 

Aunque muchos entienden la espiritualidad como el despojamiento de todo vinculo material y la renuncia a lo material que "apresa" al alma en la cárcel de la corporalidad.  Otros nos esforzamos por superar histórica dualidad filosófica y contemplamos al ser humano no como partes sino como un todo; recordando la propuesta de Jesús de "vivir en el mundo sin ser del mundo"

De esta consideración se puede afirmar que: “La fe -la espiritualidad- no suprime la humanidad, la asume, la necesita, la desarrolla, la proyecta, la expande y la lleva a la perfección”; o en palabras de Santo Tomas de Aquino: "La gracia no destruye sino que presupone, sana, eleva y perfecciona la naturaleza"

No podemos hablar de espiritualidad desconectados de la esencia y naturaleza humana en todas sus dimensiones. 

Al proclamar los derechos humanos, estamos asumiendo el valor de la persona ante los ojos de la humanidad, que tardó casi dos mil años en reconocer, proteger, amparar, defender y promover, como elementos inherentes a toda persona humana a la que ningún sistema, ideología o poder puede violentar sin acarrear condenas internacionales y penas jurídicas de jurisprudencia universal. 

Los Derechos Humanos pertenecen también a la Revelación de Dios expresada en el Verbo Divino que "asumió nuestra naturaleza y se hizo uno con nosotros, menos en el pecado" (Cf Hb 4,15). Y aunque en la biblia no existe la noción de "Derechos Humanos", si reconoce la Dignidad, la Importancia y el Valor de la persona. 

Libertad de Conciencia - Objetores de Conciencia. Un derecho Universalmente reconocido dentro del marco de la libertad de culto y religión. Pero va más allá y hoy día aplica para lo siguiente: “Nadie tiene el derecho, aun aparado en la ley, de obligar a otro a hacer lo que en su instruida conciencia le objeta y no le decreta”.

Ninguna persona, ninguna ideología, ningún sistema de gobierno, ninguna ley, pueden obligar a una persona a hacer algo que en conciencia contradiga sus criterios, sus principios, sus creencias, sus valores de los cuales está constituida su conciencia. Y esto vale hoy no sólo para eximir a la persona de la prestación de servicios militares obligatorios o llamados impositivos a utilizar las armas aun en la mal llamada "defensa de la paz"; sino también para situaciones que comprometen el valor y dignidad de la vida y de la persona: militarismo, aborto, eutanasia, entre otros. 

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