viernes, 21 de septiembre de 2018

Amar como Tú nos Amas


Oración de la Mañana:

Señor Jesús, inicia el día y como siempre invocamos tu nombre, puesto que si Tú nos acompañas en la horas venideras lo que hagamos no será sólo lo cotidiano, rutina del día, sino obraremos de acuerdo a anhelo de tu corazón para cada uno de nosotros.

El afán de la jornada se hará llevadero si el esfuerzo con el que realizamos el trabajo no sólo es para cumplir con las responsabilidades adquiridas de la vida, sino para llevar tu gracia y bendición a todos y cada una de las personas que Tú nos das y son nuestros compañeros de peregrinación en el mundo.

No siempre, mi Jesús nos damos cuenta que tu bendición la das no sólo en un acto espiritual sino en las personas que forman parte de nuestra vida. Padre, madre o hijos, hermanos y hermanas son los primeros que nos llevan a ti, puesto que son los más cercanos al corazón, la razón por la que hacemos sacrificios y dedicamos la mayor parte de nuestras vidas. Que nunca sintamos que son la cruz que llevamos, sino la alegría que llena nuestro corazón.

Danos siempre Señor el sentido de mirar en los que nos das, tu rostro y así, sabiendo que Tú estás en ellos demos lo mejor de nosotros: y lo mejor será siempre amarlos como tú nos amas.

Amén


Oración de la Noche:


Señor Jesús, no todos llegando el final del día buscan, desean, pueden o quieren estar un rato contigo y en la oración encontrar refugio. Son pocos los que propician este encuentro. No los reproches, Señor, no todo es en ellos desaire ni tampoco menosprecio. El cansancio de una jornada que trae algunas veces afanes de más los cansa y agota. Olvidarse de todo quieren, en la inconsciencia del sueño ocultarse.

Tú, Amigo, hecho uno con nosotros, en tu humanidad viviste lo que al hombre agota y cansa, y hasta de Dios lo hace olvidarse. Agradecer en días de desmedido ajetreo pocas veces. No es ingratitud; tú Dios hecho hombre conoces ese sentir la vida en devastación.

Recuerda con compasión mi Señor amado a los que están siendo perseguidos; a los sometidos a las injusticias y el bochorno; a los que son torturados por causa de la verdad. 

No pases sin dejar tu consuelo en los corazones entristecidos, desconsolados, deprimidos. La tristeza no es falta de fe sino cansancio extremo de estar vivo sin tener vida en abundancia.

No sueltes de tu mano a los enfermos, a los que están en agonía, a los que no encuentra reposo ni tampoco descanso.

No dejes a su suerte a los que pasan hambre o no encuentra como saciar su sed, a los que no tienen como sustentarse en lo más básico de la vida: comida, ropa y medicinas. 

Acoge en tu corazón bondadoso a los que sufren soledad y abandono; a los que son de todos olvidados; a los inmigrantes a los que han perdido el lecho donde tener cobijo y su techo es el cielo.

Mi Jesús, propicia en mi alma y en la de mis hermanos generosidad y solidaridad; caridad y verdadero amor: como el tuyo. Que antes de cerrar los ojos pueda decir: Gracias Señor, gracias; porque aunque no me sobra tampoco me falta, tengo lo esencial para vivir y todavía me queda para compartir porque tu amor es mi sentir.

Amén

Yerko Reyes Benavides

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