“Tuyo soy, mío eres, no porque te posea o me poseas sino porque te pertenezco y me perteneces.
En el amor, mi alma se fusiona en ti, y mi vida se convierte en expresión de tu amor, que ama sin condiciones; que ama lo imposible y se manifiesta en lo improbable.
Tuyo soy, Jesús, y mío es tu Amor, si así Tú lo quieres y lo anhelas; como yo lo ansío y lo deseo.
No dejes que me aparte nunca de ti.
Que tú seas el todo de mi ser, el destino de mis pasos, el anhelo de mi corazón y la fuerza que me invita a vivir a plenitud desde ya la eternidad.
Tu amor trasciende el tiempo y se vuelve eternidad
En tu Amor, Jesús, no hay tiempo que determine ni condicione la fusión de las almas; así, la trascendencia es la posesión más preciada del del espíritu que hace volar al alma a la consumación de su existencia que está en ti y sólo en ti.
En el amor, tu amor, vivo ya en la eternidad, junto a ti”.
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