sábado, 11 de noviembre de 2017

Los Otros Siete dones del Espíritu Santo

En el catecismo que recibimos de niños se nos enseñó como verdad irrefutable que los dones del Espíritu Santo son 7, ni más ni menos. Esto ha sido reafirmado, corroborado, reforzado hasta el cansancio cada vez que se aborda el tema del Espíritu Santo, que sin ser tabú se deja para ocasiones muy puntuales dentro del calendario litúrgico, y desaparece casi por completo de la palestra de la meditación y de la oración cotidiana.


A no ser que por devoción personal se haga al inicio de una reunión de trabajo de algún grupo de apostolado parroquial, presidida por el párroco, o algún seglar sensibilizado en la necesidad de hacer presente con mayor frecuencia la moción del Espíritu a través de la oración bien conocida por nosotros:

Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu:
Y renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus  fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Sin embargo, el Espíritu Santo sigue siendo el gran desconocido de los cristianos católicos. No el gran ausente, sino al que la devoción popular menos ha tomado en cuenta. ¿Será acaso por la ausencia litúrgica de éste en la vida de la Iglesia que se ha sacramentalizado en vez de haberse diversificado, tal como lo promueve la acción del Espíritu?

Más allá de este cuestionamiento que no es el propósito de este articulo ahondar en él, está ir un poco más allá de las enseñanzas arraigadas en la conciencia de colectivo cristiano, y mirar otros elementos que no han sido tenidos en cuenta, aunque forman parte de la Revelación en la Sagrada Escritura.

Los siete dones conocidos por todos, recordados por algunos, y vividos por menos son: Ciencia, Entendimiento, Sabiduría, Piedad, Temor de Dios, Consejo y Fortaleza. No me voy a detener en explicar el significado de cada uno de estos dones, sin embargo dejo el referente bíblico en el cual se sustenta cada don, de tal manera que si no tenemos claro el significado de cada uno de éstos podamos a través de la meditación de la palabra de Dios meditar en ellos y elevar nuestra oración para que los hagamos vida en nuestra cotidianidad.
  1. Sabiduría: Mt 10,19-20
  2. Entendimiento: Jer 24,7
  3. Consejo: Is 11,3-4
  4. Ciencia: 1Cor 2,11
  5. Piedad: 1Cor 12,1-3
  6. Fortaleza: Ap 2,10
  7. Temor de Dios: Is 11,2
Ahora bien, ¿Qué pensarías si te dijera que estos no son los únicos dones del Espíritu Santo?, seguramente no te sorprendería puesto que hemos atribuido un sentido simbólico al número siete bíblico en el cual se representa la “totalidad” y, por lo tanto, los 7 dones mencionados son sólo un referente. Aun siendo así, la Sagrada Escritura no deja este elemento en abstracto, sino que lo describe inteligiblemente.

Hay algo que la experiencia nos: “Decir todos es decir Nadie”. Ya en muchas ocasiones se hecho manifiesto que Dios nos es una “abstracción del intelecto humano”, sino una “Persona” con identidad y características propias, a decir verdad, son Tres personas, un Solo Dios, una misma naturaleza divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La realidad abstracta de su naturaleza Él la Reveló, dando a conocer los secretos de su intimidad divina.

Así pues, existen otros 7 dones que nos son todavía más desconocidos que los que aprendimos en el catecismo y recordamos en cada fiesta de Pentecostés o en el día de la Confirmación.

“Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio: la enseñanza, enseñando. El que da, con sencillez; el que preside con solicitud, el que ejerce la misericordia, con jovialidad” (Rm 12,6-8)

Resulta pues que los otros dones del Espíritu Santo, en los cuales San Pablo recalca el imperativo de “úsense” son:
  1. Profecía
  2. Servicio (Ministerio)
  3. Enseñanza
  4. Exhortación
  5. Dar (Repartir)
  6. Presidir (Administrar)
  7. Misericordia (Compasión)
Simplemente ¡Maravilloso! La Acción del Espíritu Santo es indetenible en la vida del creyente. Si los 7 dones que hemos convertido en la “tradicional presencia del Espíritu en la persona que recibe el Sacramento del Bautismo y la Confirmación, estos dones “no tradicionales” son la Presencia del Espíritu en la actividad y en el obrar de quién es su Templo.

Ahora invito a mi apreciado lector a que profundice en su meditación personal cómo hacer presente estos “otros” dones del Espíritu Santo en su propia vida. 

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