miércoles, 22 de noviembre de 2017

Yo en ti, tú en mí.

Mi amado, nos urge una nueva visión de tu divinidad, no es que la que tenemos no sea, sino que no alcanza para responder a las interrogantes abiertas más íntimas del ser humano que aunque te conoce te desconoce aún más.

Esta refrescada mirada de ti, Señor, no consiste tanto en responder, ni si quiera entender quién eres, sino en descubrir qué haces en la intimidad más íntima del alma humana: de mi alma.

 ¿Quién haces en mí, Señor?

Solo si te siento en mí, tan íntimamente en mí, sólo así podrá mi alma podrá encontrar la paz que necesita para que en mi tú hagas.

A la final, tú mi amado, no eres en mero acto cognitivo de mi pensamiento. Tú, mi Todo y mi Uno,  te manifiestas en la esencia de mí más íntima intimidad, donde ni si quiera yo tengo a veces acceso a tocar. Te haces sentir más íntimo que la misma intimidad que arrebata mi existir en el existir en su totalidad.

Mi intelecto aunque dispuesto no logra atrapar lo que los sentidos con los que comparte el mismo espacio interior logran de ti. Sentirte tan en mí y yo en ti que todo cobra un sentido tan real que no se asemeja en nada que los sentidos perciben, sin embargo, todo tiene sentido sólo en ti. Mi alma se desborda en una alegría sin precedentes, que incluye las tristezas y las dificultades, como los sueños y las esperanzas.

Mi intelecto Señor, amado mío, es donde confluyen pensamientos, sentimientos, emociones, percepciones, existencia, ser y quehacer.  Mi intimidad, lo más íntimo de mi tiene su lugar ahí, y ahí tú en todo, para darle profundidad y hacer que mi ser se expanda y trascienda a los linderos donde se une lo humano y lo divino, porque tú eres en mí, Señor, y yo en ti.

Mi alma sólo responderá a ti, no porque espere una revelación, sino porque anhela el momento en que en plenitud toque tu esencia en mí que me hace ser yo mismo y tú en mí.

No deseo poseerte, no me apetece, sino sólo sentir tu presencia en mí y yo en ti para hacer lo que está en ti en mí.


El camino hacia ti en mí, Señor, no está en pensarte tanto, como sentirte siempre. 


No hay comentarios.: