AménDios eterno, Padre bueno, no permitas que la desesperanza se apodere de este corazón, que se haya dispuesto en entrega y convicción, para ser cobijo de tu amor.Se cierne el peligro, se aposta en mi entorno, brechas en el sendero que camino, barreras en el suelo, volver no quiero al desierto del desamor.Gélida es la bruma del destierro que en las noches golpea con ímpetu, agrieta la seguridad de estar sostenido en tu favor; renueva, Amado, la confianza de esperarlo todo de tu mano.Amanece nuevamente en el horizonte de mi alma, que mi espíritu advierta el deslumbrar de tu ternura y caridad, acompáñame en el despertar de la ilusión, que contempla en pasión tu Corazón.No hay lugar ya para la tristeza, en el despuntar de mi amor que anhela clarear entre tus brazos, y aunque no pueda evitar la agonía, sé Tú mi Señor, la razón de caminar en alegría.
Yerko Reyes Benavides
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