AménAmanece y en el suspirar de un anhelo, anochece.Me desgasto en lo cotidiano, y no es que no sea importante, pues mi empeño es eminente, darle vida a la vida que deseo.¿En qué momento pasó, y el día terminó?¡Qué fugaz se hace el tiempo!Pero no, no Señor, no es lo que me cuestiona, ni mi conciencia me reprocha: en el abrir y cerrar de tus ojos, la vida que me empeño pasa y se acaba.Propicia Señor en mí, la humildad que necesito para apreciar si el don hermoso de vivir, no lo estoy prodigando en lo vano y lo fútil.Ayúdame, Santo Espíritu a discernir el mejor vivir, Tú que moras en mí y de mi corazón has hecho tu casa; y si lo amerita en tu gracia corregir.Permite, Amado Señor, que en cada día haya en mí, la determinada decisión de hacer en todo y antes que nada la obra de tu amor; y así, la vida que me das destile en la eternidad el aroma de tu bondad.
Yerko Reyes Benavides
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