sábado, 5 de diciembre de 2020

Corona Espiritual de Adviento II

Encendiendo sus Luces
Segunda semana, segunda vela

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 

Amén

¡Ven, ven Señor, no tardes! 
Te aguardamos con alegría y en esperanza. 
¡Ven, Señor Jesús! 

Rápido pasan los días y hoy domingo entramos en la segunda semana del tiempo de Adviento. Ocasión para encender en nuestra Corona de Adviento la segunda de sus luces. 

Poco a poco, aunque llevamos prisa, pues queremos apurar la llegada del Señor, nos acercamos a ese momento especial. Corremos la tentación, esta vez también, a que todo se reduzca a un acto festivo externo, lleno de decoraciones y luces artificiales titilantes por doquier. 

Que la premura por sentirnos en agasajo y en festejo no ahogue la necesidad de sentir primero que nada y antes que todo, la ternura y el bondad de Dios en el corazón y en el calor del propio hogar. 

Oración
Con gran esperanza, Señor, ahora encendemos esta segunda luz, que con la primera se esfuerzan en disipar la oscuridad que aún se mantiene más suficiente para significar la humildad de nuestra condición que necesita ser iluminada con la gracia de tu amor. 

(Con la primera velita prendida desde el inicio, se procede a encender la segunda velita, también ésta de color morado) 

Que esta pequeña llama hoy encendida arda también en nuestro corazón y represente nuestro deseo de hacerte presente en nuestra vida. 

Que las penas sentidas desaparezcan y resurja la alegría de saber que vienes a nosotros y ya está pronta tu llegada. Por eso decimos llenos de esperanza: ¡Ven, Señor Jesús!
Amén 


Padre nuestro… 

Gloria al Padre y al Hijo… 

Propósito de la Semana 

En esta segunda semana de Adviento aparece en nuestro itinerario la presencia profética de Juan el Bautista. Él nos recordará que detrás viene aquel a quien no es digno si quiera de desatarle las correas de sus sandalias. 

Busquemos expresar este sentir del Bautista en pequeños actos de humildad, venciendo en nuestras actitudes, palabras y emociones la soberbia, prepotencia y vanidad. 

En acto de verdadero desprendimiento sería la manera anunciar hoy la cercanía del Señor a quien le abrimos lugar -real- en nuestra vida, despojándonos (material, espiritual y/o afectivamente) de lo que limita nuestra entrega y servicio a Él. 
Que esta luz encendida ilumine nuestro recorrido espiritual de esta semana y tu bendición este siempre con nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Amén

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