“Es ahora; la plenitud no puede esperar”
¿Quién eres?
Llegas en silencio y a la puerta de mi alma llamas. Mas no son tus manos las que tocan; susurras, mi nombre pronuncias, y dices:
“Te he visto mucho antes que alguno y de ti prendado he quedado”.¿Quién eres?
Te conozco, más tanto te ignorado que ya no reconozco lo que eres, y sin embargo, no has cambiado. Sigues viniendo, llegando, tocando, por mi preguntando.
¿Quién eres?
Llegas y todo lo estremeces. No hay parte de mí que a ti no se avoque. Mas pienso y en el interior me repito: no estoy listo. Sin embargo, tú me dices:
“Ya es tiempo, mi hora en ti ha llegado”.¿Quién eres?
¿No puedes esperar un momento? ¿Pasar por mí en otro tiempo?
Ahora estoy entregado a las cosas de este mundo. Tengo trabajo, familia, amigos, una vida; al menos digo, creo. Pero tú insistes:
“Es ahora; la plenitud no puede esperar”.¿Quién eres?
Persiste en tocar a mi puerta. Te ignoro. Antes lo había hecho. Acallo la voz de mi concrescencia; pero me reprocha: lo que el mundo ofrece es mucho y no basta, no alcanza, siempre vacíos en el alma deja. Lo sabes y lo sientes.
¿Quién eres?
Vuelves a tocar y mi nombre nuevamente en tu boca se escucha; me estremece; siento miedo: “la plenitud no espera”. El eco de estas palabras estremece mi espíritu. Eso quiero, eso espero, eso busco: sentirme pleno.
¿Quién eres?
Espera, no te vayas. Quédate conmigo esta tarde. Quizá te animes y la noche pases y al amanecer, juntos nos vamos. Que sea al alba cuando comience mi vida en ti, y jamás me deje de ti; tú no te alejes de mí.
¿Quién eres?
"Yo soy", me dices: "El que te ha amado, te ama y amará:
¿Te basta?"
Sí, no necesito más:
¿Nos vamos ya?
Amén
Yerko Reyes Benavides
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