"Me hiciste, Señor,
y todavía no alcanzo reconocer y agradecer
todo cuanto hay en mí que de ti procede"
Me hiciste, Señor, obra de tus manos soy, criatura del Creador.
Me hiciste, Señor, y, me diste la tarea de ser custodio y protector de la obra de tus manos.
Me hiciste, Señor, igual que a todo lo demás creado, sin embargo, diferente, en mi interior pusiste talento y virtud.
Me hiciste, Señor, y me diste entendimiento, inteligencia y razón para comprender mi posición, y así, conmigo poder relacionarte.
Me hiciste, Señor; de la creación fui la excepción, me diste voz para alabarte y conciencia para bendecir tu santo nombre.
Me hiciste, Señor, y no dudaste en ser generoso, dotaste a mi condición con libre albedrío. Decidir puedo, y quisiste que por mí mismo quisiera estar contigo. Me diste el don y la misión de ser libre.
Me hiciste, Señor, y grandes cosas me diste; pusiste un corazón en mi pecho. Un corazón que fuera capaz de dar y recibir amor: uno igual al tuyo.
Me hiciste, Señor, y todavía no alcanzo reconocer y agradecer todo cuanto hay en mí que de ti procede.
Me hiciste, Señor y me amaste. Y aunque de ti constantemente me aleje, esperas mi regreso y me sigues amando.
Me hiciste, Señor, obra de tus manos, criatura tuya soy. Mas tu obra no acabó en tus manos y tu corazón se desbordó y una nueva creación se dio.
Me hiciste, Señor, a tu imagen y semejanza y no conforme con eso: me concediste el don de ser hijo de tu corazón.
Gracias Padre, soy tu hijo hoy, ahora y siempre.Amén
Yerko Reyes Benavides
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