Señor, “tú pasaste por este mundo haciendo el bien”:
enséñame a caminar suave y a pisar sutil
Amén¡Qué vanidad y arrogancia de nuestra parte!Pretender que somos eternos; que no hay límites y que todo se puede y, en nuestra presunción, se nos olvida que no estaremos para siempre.El deseo de poseer me desgasta, no importa si de cosas o personas se trata. Me adueño de lo que no es mío: el tiempo y la vida. Y en la ilusión de tener lo que no puedo: desparramo, divido, destruyo, lastimo.En la vida me das, Señor el tiempo para ser amanecer y también la oportunidad de ser anochecer: Alba y Ocaso. Fluir es mi sentido, no detenerme.Así como me das la virtud, Señor para ser comienzo, enséñame el don de entregar el testigo. Prepárame el corazón, para el instante en el que tenga que menguar y dame el talante de siempre hacer camino para el que viene detrás.Señor, “tú pasaste por este mundo haciendo el bien”: enséñame a caminar suave y a pisar sutil, en el paso por alma y el corazón de las personas que como yo, también son peregrino en esta vida que nos das; regalos de tu bondad.Enséñame, Señor, a ser gentil y generoso; a tener pronta una caricia en mis manos y un alago en mi boca. Dame la capacidad de construir y soltar. Levantar y entregar. Dame la fortaleza para abrir caminos y dejar sueños que otros realicen, igual que yo, en ti, realizo los míos.Concédeme, Señor, la alegría en el amanecer resplandeciente y no me falte la sonrisa a la hora del ocaso.
Yerko Reyes Benavides
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