jueves, 29 de marzo de 2018

Misterio de Amor dado

Jesús, “Hijo de hombre, amado de Dios, querido de corazón de compañeros; 
un día como hoy, no importa la fecha, ni tampoco el tiempo, sino la Hora, 
tu “Hora” de ser el Amado, dado en ofrenda, concedido en oblación. 
Así te entregas, y hace de tu hora, la hora de la redención de extraños y ajenos 
y más de cercanos y conocidos, discípulos y amigos. 

Te apuras, una noche como hoy, a pasar y a vaciar el cáliz de la salvación, 
a quienes en hermanos, ya no más desconocidos sino amigos, has constituido. 
Reino de Dios en sus corazones contenido por tu amor hecho extremo: 
adoración, dolor, entrega, sacrificio, lágrimas, sangre y pasión. 

¿Eres Pastor? No, eres amigo;
¿Soy oveja? No, soy tu hermano, en virtud de tu sangre 
de cruz derramada y en rescate de mí, entregada. 
No más tratos de discriminación, el sirvo ya sabe lo que hace el amo, 
porque el amo se convirtió en siervo, para darle al esclavo la libertad 
que no merecía, pero en amor divino concedida, para que en
apertura también amara lo que Dios ama y, él amará.

Ya no más siervo, el cáliz de tu hora, empuña la espada 
que traspasa la coraza de cárcel del alma aprisionada
que impide llamarte Abba;
Padre que vida das a todos en carne que es pan y,
en sangre que es vino,
libertad de espíritu a todos concedida por la entrega de tu hijo.

En tu bondad al entregar el pan y el vino;
patena y cáliz, carne y sangre;
has en ello levantado humana naturaleza en polvo convertida
que ahora espíritu infunde en ella;
para que lo que una vez fue caída
hoy, en tu Hora, sea levantada 
y constituida en morada de gracia
lugar de bendición que en tu cuerpo y en tu sangre
encuentra redención.

Misterio de amor divino, el pecado por pan y vino
queda sin efecto, Cuerpo y Sangre contemplo
más tu amor recibo y comulgo para así, configurado contigo
también ser yo cuerpo y sangre de divinidad que en oblación hoy
en esta hora se ofrece y eleva al Padre en remisión de humanidad que salvación aguarda,
de los hijo en el Hijo, Amados de Dios.

Comulgo el misterio y en él me convierto, 
para ser alimento de los que hoy hambrientos
te siguen buscando, escondido en hostia expuesto.

No más Pastor, no más siervo, ni esclavo,
sino amigo, compañero, hermano.
Pan de vida, alimento de hombre,
hora bendita, la de tu entrega
en hostia que miro y contemplo,
y descubro expuesto no en custodia lejos de mis manos,
sino dentro de mí, en mí mismo, corazón abierto al amor del Padre
en ti dado y entregado, a humanidad a precio de sangre.

Desgarro mi corazón al contemplarte,
para que hostia, pan de vida, cuerpo entregado,
sangre vertida por mi, recorra, purifique mi alma
y sea yo ahora, en la Hora de tu Reino quien sea ejemplo
de amor eterno.

Yerko Reyes Benavides

Jueves Santo. Vigilia de Adoración
A Jesús Sacramentado
Oración

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