sábado, 29 de agosto de 2020

Acompáñame

Avanzas aprisa,
no detienes la marcha
tu caminar es impetuoso,
eco de tu corazón presuroso;
el sentir tan cerca
el cáliz de la pena
hace que no te detengas,
pues grande ha sido la espera
de lo que ha de venir por tu entrega.

La hora se acerca,
y por más ardua que sea la ofrenda
que apremia a tu corazón,
es el momento de la oblación 
el tiempo de pasión;
más desde tu soledad me llamas,
y lleno de humildad me invitas,
no dejas pasar la ocasión,
me miras con compasión
y me pides ir en pos de tu amor.

Abandónate en mí,
renuncia en todo a ti,
y la Vida, por bien mío,
toda tuya será;
como mía es la prisa
de dar la mía a cambio de la tuya
y saldar así la afrenta
que a tu vida hace cautiva
e impide sea revestida
de gloria y dignidad.


Te escucho y apuro el paso
me pongo a tu lado
no entiendo de tu corazón,
su razón
mas mi atención en ti se posa
en mi interior tu palabra
resuena apasionada,
el susurrar de tu voz
me dice sereno:
acompáñame a donde voy.

De tu corazón discípulo soy,
tan solo un aprendiz,
mi espíritu, eso si,
es fogoso
mas mi caminar sinuoso;
de tu bondad, mi Buen Dios,
dame el valor y la calma
para soltar la carga
que pesa a mi alma,
y la cruz abrazar,
y a tu lado caminar,
con la prisa
del que sin premura
en amor da la vida,
hasta la eternidad.

Amén

Yerko Reyes Benavides

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