Nuestro cariño y admiración a la Santísima Virgen María es tan grande que siempre tenemos distintas maneras de venerar en Ella la gracia de Dios.
En la devoción a Nuestra Señora del Carmen, una de las más antiguas, y a la Rosa Mística, una de las más recientes, reconocemos el Don de Dios, vivido intensamente por la dulce niña de Nazareth.
Bajo su protección maternal nos acogemos ya que Ella, en estas dos advocaciones está presente en el corazón de los feligreses de nuestra parroquia.
Referencia: Boletína Lazos de Fe, Año 2, Nº 6, Julio 2007
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