miércoles, 5 de diciembre de 2007

La Canción de la Vida

En nuestra vida es Dios lo que la luna para el mar:
la causa de sus crecientes y de sus menguantes.

Todas nuestras peregrinaciones terrestres han sido movidas por el llamado divino,
llamado que ya nos eleva a lo alto, ya nos precipita en lo hondo.

Este llamado de Dios, perceptible en nuestras almas,
es lo que nos ha convocado a todo lo que merece llamarse grande en nuestra vida,
a todo lo que da sentido a una existencia, cuando la vida es en verdad una vida.

Y ese llamado de Dios, que el hijo conductor de una existencia sana y santa, no es otra cosa que
el canto que desde las colinas eternas desciende dulce y rugiente, melodioso y cortante.

Legará un día en que veremos que Dios fue la canción que meció nuestras vidas.
¡Señor, haznos dignos de escuchar este llamado y de seguirlo fielmente!
San Alberto Hurtado
Referencia: Boletína Lazos de Fe, Año 2, Nº 6, Julio 2007

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