miércoles, 5 de diciembre de 2007

Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

Aclaremos un poco, la fiesta en honor a la Santísima Virgen María, celebrada en la Iglesia el 8 de diciembre, no se trata de una devoción mariana, sino de un Dogma que la religiosidad popular transformó en una devoción de piedad y culto a la Purísima Madre de Dios.

¿En qué se sustenta?

Hablemos primero del significado del termino que está en el escenario de la definición dogmática. Se trata del vocablo: Concepción (Concebir). Un diccionario cualquiera de la lengua española dirá del término:
"Del latín conceptio, el término concepción hace referencia a la acción y efecto de concebir
En biología, se trata de la fusión de dos células sexuales para dar lugar a la célula cigoto, donde se encuentra la unión de los cromosomas del hombre (o el macho) y la mujer (hembra). En este sentido, la idea de concepción es sinónimo de fecundación".
Sin embargo, en la teología, concebir tiene otra connotación:
La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.
Ahora bien, cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado.
El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción y por eso no hay en ella mancha de pecado alguno (ni si quiera y especialmente del pecado original).
El dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien pone mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las gracias de María Santísima las recibe de Su Hijo.

La Madre de Cristo debía ser perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la gracia y la fuerza para evitar el influjo del pecado y responder con todo su ser a la voluntad de Dios.

A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida.

La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un llamado para nosotros:

1-Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros. Esta pureza no es solamente aquella que tiene que ver con la virginidad o castidad. Es la pureza del pensamiento, pureza de los sentimientos, pureza de intención, pureza de trato, pureza de palabra, pureza a establecer lazos de amistad, de trabajo, de noviazgo, etc; ser puros espiritualmente, moralmente, psicológicamente.

2-Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.
"Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad" 
(Juan Pablo II, 5-XII-2003).

Boletín Lazos de Fe, Edición Electrónica, Año 1, Nº 1, Diciembre 2007

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