domingo, 29 de noviembre de 2020

Corona Espiritual de Adviento

Encendiendo sus Luces 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

¡Ven, ven Señor, no tardes! 
Te aguardamos con alegría y en esperanza. 
¡Ven, Señor Jesús! 


Hoy inicia el camino del Adviento. 

Un recorrido que nos llama a hacerlo, no por las calles y avenidas de nuestros pueblos o ciudades, sino por los parajes espirituales de nuestra vida; que sea, la gracia del Señor, la que acompañe nuestra intención y nos anime a mantenernos despiertos y vigilantes, atentos al mismo Dios que ya ha salido a nuestro encuentro. 


Oración 

Con gran esperanza, Señor, ahora encendemos esta luz, ahora parece poca, apenas si disipa la oscuridad a su alrededor, pero es suficiente para significar la humildad de nuestra condición que necesita ser iluminada con la gracia de tu amor. 

(Se enciende la primera velita, de color morado) 

Que esta pequeña llama hoy encendida arda también en nuestro corazón y represente nuestro deseo de hacerte presente en nuestra vida. 

Que las penas sentidas desaparezcan y resurja la alegría de saber que vienes a nosotros y ya está pronta tu llegada. Por eso decimos llenos de esperanza: ¡Ven, Señor Jesús! 
Amén 


Padre nuestro… 

Gloria al Padre y al Hijo… 

Propósito de la Semana 


Este año ha tenido la particularidad que nos hemos visto en la necesidad imperiosa de recluirnos en nuestros hogares; con ello nos hemos distanciado los unos de los otros, se ha visto interrumpida la rutina de vida a la que hemos llamado normalidad a la que queremos estar de vuelta. 

Este “recluimiento” no necesariamente ha representado un “recogimiento” que implique un buscar un propósito y un sentido, una renovación y una trasformación personal para mejor. 

Nuestro propósito para la primera semana de adviento es en este recluimiento encontrar lugar para el recogimiento interior, y así la luz que encendemos en lo externo también se encienda en nuestra alma mente y corazón que ilumine la oscuridad que en ellos pueda haber y descubramos un quehacer para mejorar nuestra relación con Dios, con los demás, con nosotros mismo y con el mundo. 

Que esta luz encendida ilumine nuestro recorrido espiritual de esta semana y tu bendición este siempre con nosotros: 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 

Amén

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