lunes, 21 de septiembre de 2020

Amar como Tú

Señor, tu nos enseñas que cada día trae su propio afán, pero no hay jornada que comience si tu nombre no está en nuestros labios, agradeciendo, alabando y también pidiendo, puesto que si Tú nos acompañas en la horas venideras lo que hagamos no será sólo lo cotidiano, rutina del día, sino obraremos de acuerdo a anhelo de tu Corazón para cada uno de nosotros. 

El quehacer de la jornada se hará llevadero si el esfuerzo con el que realizamos el no sólo es para cumplir con las responsabilidades adquiridas de esta vida, sino para llevar tu gracia y bendición a todos y cada una de las personas que Tú nos das y son nuestros compañeros, peregrinos también de este afán de amar y servir. 

No siempre, mi Jesús nos damos cuenta que tu bendición la das no sólo en un acto espiritual sino en las personas que forman parte de nuestra vida. Padre, madre o hijos, hermanos y hermanas son los primeros que nos llevan a ti, puesto que son los más cercanos al corazón, la razón por la que hacemos sacrificios y dedicamos la mayor parte de nuestras vidas. Que nunca sintamos que son la cruz que llevamos, sino la alegría que llena nuestro corazón. 

Danos siempre Señor el sentido de mirar en los que nos das, tu rostro y así, sabiendo que Tú estás en ellos demos lo mejor de nosotros: y lo mejor será siempre amarlos como tú nos amas. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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