viernes, 18 de septiembre de 2020

Al Despuntar el Alba

Amanece como cada día, porque así, Padre, lo has dispuesto por tu gracia y tu bondad. 

Los pajarillos en su trino son conscientes de regalo de vida que llega cada día al despuntar el alba y te alaban con la fuerza de su canto y su trino alegre anuncia tu presencia justo antes que el sol rompa con su luz el velo de la noche. 

Padre Dios, Creador de todo, tú eres la causa de cada amanecer, no siempre lo valoro y al vestirse en este día mi alma del canto alegre de las aves al surcar tu cielo, le inquiero inquieto a mi corazón: ¡Qué bendición! 

Pocas son las veces que al despertar, dejo que mi alma se exalte con la misericordia que me das en cada amanecer. 

No me doy cuenta que en tu amor me despiertas y la vida me das como un don de tu benevolencia. 

Me haces participe del día que concedes a una humanidad que muchas veces de espaladas a ti vive, más no la castigas con la penumbra sino que la iluminas con los más cálidos rayos de sol, vitamina para el corazón; porque amas a cada uno de tus hijos, como a mi ahora. 

Por eso Señor, Padre amado, mi voz la uno al canto de los pajaritos, para decirte: Gracias, Señor, Gracias, por este nuevo día, en ti y por tu gracia lo viviré en la alegría de saberme bendecido y, procuraré más allá de mis limitaciones sonreír, para ser pequeño chispa de sol en la vida de mis hermanos que están en la penumbra de la desesperanza. 

No me dejes, Señor y acompáñame en las horas de este día.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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