sábado, 23 de septiembre de 2017

Comunión en la Oración o Cadenas de Oración

Para nada comparto las cadenas de oración (ya el propio nombre lleva implícito un significado para nada agradable: suenan a opresivas) que circulan con pan caliente por las redes. Todas ellas sin excluir a ninguna son promovidas por la superstición, el pensamiento mágico y la ignorancia religiosa. Jamás contesto ninguna cadena, ni doy amén a ninguna fotografía tipo macabra, donde exponen la tragedia de la persona que padece una enfermedad o una discapacidad. Las cadenas de oración, lo que hacen es ocupar espacio y hacernos perder el tiempo. No ayudan en nada al crecimiento espiritual de la persona, ni favorecen el desarrollo espiritual a tomar conciencia de un realidad mucho más profunda y trascendente: la comunión en la oración o también la comunicación de almas a través de la oración.
 
Lo que nunca rechazo es una invitación seria a hacer oración. Estas invitaciones a la oración no viene acompañadas de condicionantes como "si no la pasas a diez personas en los próximos diez segundos te caerán diez años de mala suerte. Tampoco vienen supeditadas a un "bendito amén" lastimero en donde la mayoría comienza: "Yo se que me ignoraras y  que no me pegarás en tu muro...." entre otras formas de provocar "lastima" y no verdadera solidaridad y compasión a la manera de Cristo el Señor.

El verdadero católico, el hombre de fe, no se deja llevar por esas demostraciones de inmadurez espiritual. Discúlpenme si con ello hiero la susceptibilidad de alguno. Pero en serio. La oración no es un "juego", es la expresión de fe más hermosa del ser humano en donde se da a sí mismo esperando ser recibido por Dios y donde abre de par en par las puertas de su corazón para recibir la gracia del Señor.

En lo particular, cuando comparto una oración. NO espero que le den un "me gusta", sino que la reces conmigo, que te unas a mi en la oración. Al publicarla en las redes sociales, mi deseo es ocasionar la "comunión de fe en torno a la oración". Una oración hecho por muchos, sin importar dónde nos encontremos, nos vincula espiritualmente los unos con los otros y al ser muchos haciendo la oración Dios se hace presente en medio de nosotros. Y se preguntarán, en ¿dónde estamos reunidos? Pues, estamos diseminados por todo el mundo, así que Dios se hará presente en el mundo entero.

Convertimos a través de la oración al mundo en un templo, en una casa de oración.

¿Notan la diferencia entre una cadena de oración y una invitación a la oración?

Hoy los invito a la oración, aprovechando la intercesión de un Santo que seguramente le cae muy simpático a todos: San Pío de Pieltrecina. Es una oración de contemplación al Santísimo Sacramento del Altar. A Cristo vivo y presente en la hostia Consagrada. Esta oración nos habla de comunión espiritual (y para los que no hayan leído la meditación de la comunión espiritual o se les haya olvidado aquí les dejo el repaso: Comunión Espiritual).

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