Las
emociones fluyen, como el humo multicolor
–aunque el humo venga en solo dos tonalidades (blanco y negro), aquí es como un
arcoíris- que sirve de fondo a la imagen, para presentar la gota de
espiritualidad de este día.
El texto es una súplica, una oración y, a veces
se convierte en un grito que brota de un corazón que al no tener boca, se ahoga
con la palabras, y las emociones las irradia
con gestos, señas y, hasta muecas de
todo tipo.
Las
emociones son las circunstancias con las que vivimos todos los días. Lo que nos
pasa, pasa a través de nuestras emociones. Y como un filtro deja detiene el bagazo
y permea lo saludable. Sin embargo, aunque ese filtro es innato e instintivo,
no siempre funciona bien, o en ciertas ocasiones hay que intervenir en el para
que funcione mejor, sobre todo cuando las emociones se van quedando represadas
y reprimidas, puesto que la segunda tarea de las emociones luego de filtrar es
drenar, lo que haya podido colarse a pesar del filtro.
Si
nuestras emociones andan bien, lo demás anda bien, las emociones serán la
medida que nos ayuda a medir nuestro clima espiritual, el buen funcionamiento
de nuestra alma.
La
cosa es que nosotros no somos maquinas, aunque nuestro cuerpo funcione como una
de las mejores engranadas. Si nuestro riñon comienza a fallar, nuestro cuerpo
lo manifiesta a través de síntomas inevitables, es decir, por más que quiera, y
me encomiende a las almas del purgatorio, cuando el riñon duele, duele y hay que ir al médico (tiene solución porque
la capacidad racional del ser humano comprendió el funcionamiento del riñon y
encontró como restituir su funcionalidad, si la puede recuperar o sustituirla
si no tiene reparo).
Con
el alma pasa igual, cuando algo se echa a perder por allá adentro empieza a
doler; el alma comienza a hablar, sin embargo, como estamos tan poco
familiarizados con el lenguaje del alma no lo entendemos y dejamos pasar las
cosas, encomendándonos nuevamente a las ánimas. Sin embargo llega un punto en
el que ya el alma no puede más, así como llega un punto en el cuerpo no puede
más. El alma comienza a hablar a través de las emociones. Y el lenguaje
emocional es un área de experticia que la mayoría de nosotros no tenemos.
Ahora
quiero que seas consciente que el alma este hablándote a ti de tu intimidad de
tu interioridad y no te hayas dado cuenta, o como el cántico de la imagen cerca
de ti esté alguien que no encuentra otra manera de decirte que necesita de ti
que a través del leguaje de sus emociones que gritan no con los labios sino con
todo lo demás.
Conócete
a ti mismo, para que pueda conocer a Dios en ti y a tus semejantes en Dios, y
puedas socorrerte y socorrerlos. Somos corresponsables de la salvación los unos
de los otros. Todos nos necesitamos y más cuando anda revuelto nuestro ambiente
emocional, que hoy está a flor de piel en muchos porque las circunstancias en
las que vivimos no son las más felices.
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