lunes, 4 de septiembre de 2017

Un Minuto con Jesús Sacramentado


Todo tiempo, todo momento es propicio para elevar una oración a Dios. Muchas veces nos excusamos ante el olvido casi deliberado e inconsciente de este encuentro personal con Dios por medio de la oración, “por falta de tiempo”, argumentamos para tranquilizarnos. Otra de los pretextos que esgrimimos es cansancio o nos metemos el gran cuento que laborando también oramos.

Una de las enseñanzas que hemos recibido desde pequeños es la importancia de la visita al Santísimo. Y en el mercado encontramos todo tipo de folletos, manuales, devocionales, que nos ayudan a tal propósito. Sin embargo, para visitar al Santísimo tenemos que ir a la iglesia donde él se encuentra nos han dicho.

Si establecíamos no hace mucho, amparados por la enseñanza de algunos grandes santos y místicos de la iglesia sobre, las bondades de la comunión espiritual, y esta no necesariamente se restringía a los espacios del templo y del sacramento eucarístico, pues así también sucede con el encuentro con Jesús a través de la oración: libre, abierta y espontánea.

Los pretextos antes esgrimidos quedan sin validez ante la propuesta de esta “gota de sana espiritualidad”. Hablamos de un minuto no como una referencia abstracta de tiempo. Sino como un marcador de inicio que irá poco a poco incrementándose a la medida en que se vaya estableciendo en nosotros la aptitud de la oración.

Un minuto con Jesús Sacramentado, es un minuto de nuestro tiempo. Ni más, ni menos. Con un minuto al día que comencemos y paulatinamente a la medida en que nuestra interioridad así lo vaya requiriendo naturalmente, iremos convirtiendo ese minuto en dos, en cinco, en treinta, en un hora o en horas completas si lo requiere nuestro corazón.

Por algo tenemos que comenzar, y comenzaremos por un minuto. Este minuto es una técnica muy práctica para habituarnos a aquellas tareas que queremos realizar pero que no terminamos de iniciarlas o “meterles decididamente el pecho”, como popularmente decimos.

Un minuto con Jesús no va a ser nuestra práctica permanente, es sólo el arranque, el empujón que necesitas para comenzar a hacer tu oración todos los días. 

No hay comentarios.: