jueves, 4 de junio de 2020

Ahí estás Tú

Jesús, mi amigo, mi Señor amado: 

Ahí estás Tú, escuchándome atento, y haciendo lo que más puedes hacer: acompañándome en todo momento. 

Ahí estás Tú, no tienes necesidad de probarme en nada; no me examinas, ni tampoco me desapruebas cuando fallo; lejos de ti está el castigo, acercas a mí la ternura de tu corazón. 

Ahí estás Tú, tendiéndome la mano; arrimando el hombro, recogiendo en tu mano las lágrimas que bordean mi mejilla y caen sin poder por mí ser detenidas. 

Ahí estás Tú, mi Dios y Señor, levantándome, animándome, perdonándome; amándome en cada día y todos los días. 

Y yo estoy aquí clamando por ti, pidiéndote, sintiéndote, queriéndote una vez y cada vez más.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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