AménJesús, mi amigo, mi Señor amado:Ahí estás Tú, escuchándome atento, y haciendo lo que más puedes hacer: acompañándome en todo momento.Ahí estás Tú, no tienes necesidad de probarme en nada; no me examinas, ni tampoco me desapruebas cuando fallo; lejos de ti está el castigo, acercas a mí la ternura de tu corazón.Ahí estás Tú, tendiéndome la mano; arrimando el hombro, recogiendo en tu mano las lágrimas que bordean mi mejilla y caen sin poder por mí ser detenidas.Ahí estás Tú, mi Dios y Señor, levantándome, animándome, perdonándome; amándome en cada día y todos los días.Y yo estoy aquí clamando por ti, pidiéndote, sintiéndote, queriéndote una vez y cada vez más.
Yerko Reyes Benavides
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