A todos, pero sobre todo, a mis queridos jóvenes, les comparto este pequeño pensamiento expresado, con toda sencillez en un Trazo a Mano.
El mundo no ha de ser un lugar ajeno, extraño, o peligroso, del que nos debemos siempre estar cuidado.
El mundo, cuando Jesús está sólidamente arraigado en nuestro interior, es siempre oportunidad.
Por Cristo y en Cristo, nos relacionaremos con el mundo como el espacio donde acontecen las grandes oportunidades, se discierne los caminos y se toman las mayores decisiones.
Es en este mundo donde el Señor nos invita a vivir en Plenitud de Vida: plenitud en la bondad, autenticidad, libertad, verdad y sobre todo en el amor, que le da sentido lo que somos y a lo que hacemos.
En el mundo estamos, más no pertenecemos al mundo. Sólo estamos de paso, pues somos peregrinos. Mas huellas de nuestra pasar hemos de dejar: las huellas de nuestra identidad, la que vamos descubriendo presente en nuestro corazón; por la que estamos en condición de trascender, sin lastimar, sino haciendo prospero todo lo que hemos recibido.
Este es el gran desafío de nuestra existir, no sólo individual, sino como humanidad.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario